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Foto del escritorAreli Cruz

No permitas que la Balanza te Controle


Te levantas feliz por la mañana, te subes a la balanza. Si pesas menos de lo que pensabas, se sentirá seguro y exitoso. Pero si tu peso es más alto de lo esperabas, comienzan algunos pensamientos como "No puedo hacer nada bien" o "Todo el trabajo duro que dediqué a hacer ejercicio y tratar de comer bien no marcó la diferencia, entonces, ¿por qué debo seguir? ". Las decepcionantes noticias de la balanza incluso podrían enviarte directamente a la comida reconfortante y no tan conveniente que esta cerca. Tirando por la borda todo lo que has logrado hasta ese momento.


¿Y si pudieras pararte frente a la báscula sin miedo? Es posible, la clave es la atención plena.

En esencia, la atención plena implica prestar atención, a propósito, sin juzgar. Con este enfoque, te pesas sin juzgarte, reconociendo que la auto-recriminación no te ayuda a perder peso. Por el contrario, las investigaciones muestran que cuando te juzgas a tí mismo con dureza, es más probable que busque consuelo, que puede venir en forma de alimentos ricos en calorías o inactividad.


Aquí hay tres consejos que pueden ayuerte a cambiar cómo te siente acerca de lo que te dice su balanza.


  1. Para de juzgar. En lugar de tener esa relacion entre amar y odiar con la balanza, piensa en lo que le dice y en cómo esa información puede ayudarte. Pregúntate: "¿Qué puedo aprender de esto?" Esto te ayudará a determinar qué pasos puedes tomar a continuación en su camino hacia la pérdida de peso.

  2. Ser amable contigo mismo. Eres humano. Criticarse a sí mismo, aislarse o dejar que sus preocupaciones se apoderen de ti no te ayudará a alcanzar tus metas. Estos comportamientos solo muestran que necesitas un poco de autocompasión. Cuando empieces a criticarse a tí mismo, desafía tus pensamientos preguntándote: "¿Lo que me estoy diciendo en este momento es 100% cierto? ¿Soy realmente una mala persona porque el número en la escala es más alto de lo que esperaba?.

  3. Cambia la forma en que miras la balanza. Ciertamente no tiene que amar su balanza, pero puede convertir sus pensamientos negativos en más positivos. Puede que te digas a tí mismo: "Este número es un marcador que me ayuda a saber si mis cambios de comportamiento están funcionando o no". O, "Este número mide solo una pequeña parte de mí. No incluye mi fuerte pasión y deseo por mi trabajo, mi amor por mi familia y amigos, mis talentos y fortalezas". Aquí hay una más: "La balanza es solo una medida. No muestra cambios en mi porcentaje de grasa corporal o cómo mi ropa se ajusta de manera diferente a mi cuerpo".

Incluso podría ayudarte a escribir "¿Qué puedo aprender de esto?" en un trozo de papel y cuélguelo sobre su balanza donde puedas verlo cada vez que te peses.


Reflexión

  • Cuando te dés cuenta de que está haciendo juicios, anótelos y luego pregúntete: "¿Qué puedo aprender de esto?"

  • Cuando te enfrentes a un aumento basado en el peso, piense antes de criticarte a ti mismo. ¿Qué le dirías a un amigo en una posición similar? Ahora intente usar ese lenguaje con ti mismo.

  • Hazte amigo de la balanza. Si los sentimientos de pavor comienzan a surgir mientras te preparas para pesarse, tómete un momento para detenerse y pensar en el panorama general de lo que está aprendiendo cuando te pesas.

A Considerar al momento de pesarse:

  • Superficie estable y sin pendiente (Sin alfombras ni nada debajo)

  • Misma hora y bàscula. Si cada día te pesas a la misma hora podrás comparar tu peso en más o menos las mismas condiciones, y si eliges la misma báscula será más fiable, pues diferentes dispositivos podrían no estar calibrados de la misma manera.

  • Elige una bascula precisa. En este sentido, los aparatos para calcular el peso son cada vez más concisos, pero conviene que compruebes su precisión con algún paquete de comida o similar del que conozcas su peso en gramos con exactitud.

  • No todos los dias. No todos los días. No es necesario pesarse todos los días, pues es improbable que esta medida varíe en tan solo 24 horas; además, se corre el riesgo de obsersionarte y sentir frustración al no ver cambios inmediatos.

  • Por la mañana. Es el momento ideal para subirte a la báscula, porque según te despiertas estarás en ayunas y sin retención de líquidos.

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