Mientras cantaba a todo pulmón, en coro con un grupo de amigos cercanos, “Así no te Amará Jamás” de Amanda Miguel, y de manera totalmente desentonada (no es lo mio el canto), literalmente gritábamos el “aah, aahh, ahhhh,(risas y mas risas) tal vez yo deba resignarme y no llamarte mas, tal vez no te das cuenta……" en ese preciso momento comencé a liberarme de las tensiones de la semana, y a medida que seguíamos cantando y pasándola bien sentía que, de alguna manera, todos durante esos momentos observábamos la vida desde una perspectiva màs optimista. Me sentía mas unida con mis amigos, comenzó a crecer ese efecto de complicidad entre amigos que nos coloca en “modo positivo” y que nos ayuda a aumentar nuestra seguridad y autoestima.
El cerebro, los pulmones, la postura corporal y el estado de animo resultan favorecidos cuando cantas, y si lo haces en confianza con buenos amigos el efecto positivo se multiplica. Se han demostrado que existen vinculaciones entre el canto y la producción de dopamina, oxitocina y serotonina, todas sustancias que contribuyen con la sensación de bienestar, además de la reducción de los niveles de cortisol, la hormona que el cuerpo libera como respuesta al estrés.
Un estudio realizado por la Universidad de Oxford sugiere que deberíamos pasar tiempo con nuestros amigos por lo menos dos veces a la semana, que esto tiene muchos beneficios para nuestra mente y cuerpo. Pasar tiempo con buenos amigos tiene el poder de arreglarte un mal día, darte valor para tomar una decisión, sus burlas te preparan para la vida y, hay evidencia científica que dice que tener amigos es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu salud física y mental.
Según este estudio tanto hombres como mujeres tenemos un mecanismo de defensa llamado “tend and befriend”, que hace que puedan lidiar mejor con el estrés cuando sabemos que tenemos un grupo de amigos que nos apoya (se trata de una respuesta química en el cerebro, así que no puedes evitar sentirte mejor cuando estamos con amigos). Pero, para que funcione debemos forjar lazos fuertes y por eso es necesario verlos regularmente.
La teoría de cuidar y hacerse amigo (tend and befriend) fue acuñado en el año 2000 por Shelley Taylor, profesora de psicología de la Universidad de California.
Taylor señala que, cuando nos sentimos amenazados o estresados, los humanos solemos asociarse entre nosotros en lugar de atacarnos.
Además de nuestras necesidades básicas de sostenibilidad física, Taylor observó que los humanos somos criaturas sociales que instintivamente dependemos de la interacción con los demás. En resumen, la teoría de cuidar y hacerse amigo dice que los humanos, particularmente las mujeres, a menudo respondemos al estrés atendiendo, protegiendo a otros y buscando conexión o entablando amistad con ellos.
Cuando las interacciones sociales son reconfortantes, los niveles de estrés disminuyen. Entonces, cuando hay un factor estresante, las personas instintivamente buscarán el apoyo de los demás.
Sabemos que a lo largo de la vida todas las personas establecen distintos lazos de amistad. Algunos pueden ser más duraderos que otros, pero con el paso del tiempo se vuelve más difícil hacer nuevos amigos, así que, si tienes un amigo o un grupo a quien acudir cuando te sientes solo, eres afortunado y debes invertir tiempo en fortalecer esa relación.
Evalúa tu entorno, piensa con quienes puedes cantar a todo pulmón, sin sentirte juzgado, a quienes puedes considerar tus amigos como para sentarte con ellos y estar dispuesto hacer el ridículo, quizá es tu mama, tu hermano, tu compañero de trabajo, tu jefe o tu vecino, solo identifica e intenta fomentar esos lazos emocionales. Porque tener buenos amigos en este loco mundo, y pasar tiempo con ellos es un medicamento tremendamente subestimado, y hay que aprender a utilizarlo más seguido.
¿Para cuándo una noche de karaoke con amigos?
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